COLUMBUS, Ohio, EE.UU. (AP) — Ariel Castro, el hombre que mantuvo cautivas a tres mujeres durante casi una década en su casa de Cleveland hasta que una de ellas logró escapar, fue hallado muerto en su celda, y se presume que cometió suicidio, informaron autoridades el miércoles.
Castro, de 53 años, fue encontrado colgado en su celda alrededor de las 9:20 de la noche del martes en el Centro de Recepción Correccional Oriente, ubicado al sur de Columbus, centro de Ohio, dijo JoEllen Smith, portavoz del Departamento de Rehabilitación y Corrección.
Personal médico de la prisión le practicó la reanimación cardiopulmonar antes de que Castro fuera trasladado a un hospital, donde fue declarado muerto.
Castro estaba bajo custodia de protección debido a la notoriedad de su caso, lo que significa que era vigilado cada 30 minutos, pero no estaba en vigilancia por riesgo de suicidio, indicó Smith.
Los abogados de Castro trataron sin éxito de que examinaran psicológicamente a su cliente en la prisión del condado de Cuyahoga, donde Castro estuvo detenido antes de ser entregado a las autoridades estatales una vez que se le dictó sentencia, dijo Jaye Schlachet a The Associated Press, el miércoles. Schlachet no quiso dar más detalles.
En una entrevista sobre la sentencia de Castro efectuada el mes pasado, Schlachet y al abogado Craig Weintraub dijeron que su cliente claramente encajaba en el perfil de desorden antisocial y que tenían esperanza de que los investigadores lo estudiaran en busca de pistas que pudieran ser utilizadas para detener a otros depredadores.
Las tres mujeres desaparecieron por separado entre los años 2002 y 2004, cuando tenían 14, 16 y 20 años. Escaparon el 6 de mayo, cuando una de ellas rompió parte de una puerta y pidió ayuda a gritos. Castro fue arrestado ese mismo día.
“Ayúdenme”, dijo Amanda Berry cuando llamó al número de emergencias 911. “Estuve secuestrada y desaparecida durante 10 años, y ahora soy libre”.
Las otras dos mujeres, Michelle Knight y Gina DeJesus, tenían tanto temor de Castro que retrocedieron en un principio cuando la policía llegó a la casa, pero rápidamente se dieron cuenta de que eran libres.
El hombre fue sentenciado el 1 de agosto a más de 1.000 años en prisión tras declararse culpable de 937 cargos que incluyeron violación y rapto.