SAO PAULO (AP) — Manifestantes y la policía se enfrentaron en Sao Paulo el jueves al surgir protestas contra la próxima Copa del Mundo de fútbol y peticiones para mejorar los servicios públicos en varias ciudades brasileñas.
Agentes en la ciudad más grande de Brasil arrojaron gases lacrimógenos y usaron balas de goma contra los manifestantes, quienes prendieron fuego a montones de basura para formar barricadas en una avenida central. Los inconformes criticaron los miles de millones de dólares gastados para la sede del Mundial el mes próximo y dijeron que querían atraer la atención a lo que calificaron de falta de inversiones para mejorar servicios públicos deficientes.
“Estamos comenzando a ganar fuerza para ir contra las injusticias de la Copa del Mundo”, dijo Luana Gurther, estudiante de Ciencias Sociales. “Somos los que deberíamos decidir a dónde va el dinero público. Más financiamiento para escuelas, hospitales, vivienda, transporte… no para la Copa”.
Gurther y miles de manifestantes más, en su mayoría jóvenes, se reunieron en una importante avenida en la ciudad de 11 millones de habitantes, haciendo sonar ruidosamente tambores y latas, y elevando mantas con mensajes tales como “menos dinero para la Copa y más para vivienda”. Los inconformes organizaron un partido de fútbol con tácticas sucias y un hombre se puso un disfraz de un esqueleto gigante con el uniforme de la selección de Brasil.
La manifestación se tornó violenta cuando algunas personas destrozaron los cristales de una distribuidora de automóviles Hyundai y de un banco. La policía arrestó a siete personas que portaban cocteles molotov.
Aunque generalizadas, las protestas fueron de mucho menor tamaño que las que del año pasado. Al llegar la noche ya habían concluido en gran medida.
En las manifestaciones fueron bloqueadas dos importantes avenidas que ingresan a Sao Paulo, durante la hora pico del tránsito matutino. Frente al nuevo estadio donde se realizará el partido inaugural del Mundial, unos 1.500 activistas hacían ondear banderas brasileñas mientras se elevaba humo negro de los neumáticos en llamas.
“Nuestro objetivo es simbólico. No queremos destruir ni dañar el estadio”, expresó Guilherme Boulos, dirigente del Movimiento de Trabajadores sin Techo que se congregó muy cerca del Itaquerao, en la zona este de Sao Paulo. “Lo que queremos son más derechos para que los trabajadores tengan acceso a vivienda y denunciar los efectos que la Copa sobre los pobres”.
El grupo afirma que muchas personas han sido obligadas a abandonar sus viviendas debido al aumento de los alquileres en el vecindario de los alrededores del estadio.
La policía bloqueó la entrada principal a una zona en construcción donde grúas y otras máquinas estaban preparadas para llevar materiales necesarios para la terminación del estadio.
Al anochecer se llevaron a cabo manifestaciones en Río de Janeiro, lo que afectó seriamente el tránsito en el centro de la ciudad.
En la capital Brasilia, los manifestantes sostenían mantas que afirmaban “FIFA vete a casa”, mientras que en Belo Horizonte, otra de las sedes del Mundial, unas 2.000 personas salieron a las calles para quejarse del torneo de fútbol.
En el noreste, grupos de personas saquearon tiendas en Recife, otra sede de la Copa, donde una huelga policial provocó anarquía. Los agentes llevan tres días en huelga en busca de un aumento salarial de 50%.
Las autoridades dijeron que ya habían decidido cancelar dos partidos de fútbol de la liga profesional programados para este fin de semana en la ciudad.
“Obviamente están usando la proximidad de la Copa del Mundo con el fin de presionarnos para que cedamos a sus exigencias”, afirmó Manoel Guimaraes, funcionario gubernamental de prensa del estado de Pernambuco, donde está Recife.
Esta ciudad será sede de cinco partidos del Mundial a partir del 14 de junio.
Las manifestaciones del jueves eran observadas como una prueba de la capacidad del gobierno para mantener la seguridad durante la Copa del Mundo.
El año pasado las protestas masivas contra el gobierno a lo largo y ancho del país eclipsaron la Copa Confederaciones, un torneo de preparación para el Mundial, cuando más de un millón de personas protestaron en las calles en una sola noche.
Muchos brasileños están molestos por los miles de millones de dólares gastados para organizar el Mundial. Aquellos que han salido a las calles piden al gobierno concentrar los gastos en mejorar los problemáticos sistemas médico, de educación, de seguridad y la infraestructura del país.
Las autoridades brasileñas esperaban que el Mundial y luego los Juegos Olímpicos de 2016 en Río pusieran a Brasil en el centro de la atención mundial y exhibieran los avances que el país ha hecho en la última década para mejorar su economía y sacar a decenas de millones de personas de la pobreza.
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Adriana Gómez Licón está en Twitter en http://twitter.com/agomezlicon