CARACAS, Venezuela (AP) — En medio de las críticas que le imputan querer imitar al ex presidente Hugo Chávez, Nicolás Maduro no ha tenido empacho en reconocer que él no es el líder socialista.
No había necesidad de negarlo, porque encontró la manera de intentar salvar sus diferencias con el carismático líder fallecido: Maduro, de 50 años, se autoproclamó “hijo” de Chávez, comprometido con la continuación del proyecto del hombre que gobernó Venezuela en los últimos tres lustros.
El domingo el “hijo” fue electo para suceder al “padre” en la silla presidencial por 50,66 % de los votos.
De origen humilde, en sólo dos décadas Maduro pasó de recorrer las calles de la capital venezolana como chofer de autobús a escalar posiciones políticas hasta convertirse en uno de los más cercanos colaboradores de Chávez.
Poco se sabe de su vida privada. Su pareja es Cilia Flores, la procuradora general, y ambos tienen hijos de relaciones anteriores.
Al igual que Chávez lo hizo en los 14 años que estuvo en la presidencia, Maduro atizó durante la campaña presidencial la confrontación y derramó lágrimas, algo que para algunos críticos era una manera de querer imitar al ex mandatario.
Además de su constante referencia a Chávez, su campaña se vio marcada sobre todo por un comentario que desató la burla de la oposición: dijo que un pequeño pájaro lo visitó y que representaba el espíritu del líder socialista, a quien ha llamado el “Cristo” y “redentor” de Latinoamérica.
El ahora presidente electo ha sostenido que sólo busca continuar el legado de su mentor, quien en diciembre lo designó su sucesor y pidió a la gente que lo eligiera jefe de Estado en caso de fallecer.
“Una cosa es que soy chavista y vivo y muero por él… y otra cosa es que alguien pueda aspirar de Nicolás Maduro a que sea Chávez”, dijo en marzo cinco días después del fallecimiento del ex presidente.
“Yo soy chavista, soy hijo de Chávez, así lo siento”, añadió el hombre que disputó la presidencia con el opositor Henrique Capriles, un abogado de 40 años que en octubre se había postulado por primera vez a la primera magistratura y fue derrotado por el fallecido mandatario.
En las calles los seguidores del chavismo repitieron por semanas que votarían por Maduro porque Chávez así lo había ordenado.
“Los liderazgos se construyen, los liderazgos no se heredan; los liderazgos no se transfieren, no es por un papel que usted transfiere un liderazgo, eso se construye”, dijo el sábado Capriles, en una aparente referencia a su rival oficialista, a quien a lo largo de la campaña presidencial le cuestionó sus cualidades políticas.
Hasta ahora Maduro ha dado pocos indicios sobre su estilo propio y si eso será suficiente para aparecer en la memoria de la gente ya no como “el hijo de Chávez” sino como el nuevo presidente de Venezuela.
“Me parece que toda esta invocación a la figura de Chávez es entendible, su capital político viene de ahí”, comentó a The Associated Press Julio Aibar, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) en México.
Para el investigador, sin embargo, eso “no necesariamente es un rasgo que sea negativo” como cree se ha visto en otros países.
“Hay varios personajes que han sido de un peso político brutal sin tener un carisma como el de Chávez, uno de ellos (el ex mandatario argentino) Néstor Kirchner: no era especialmente carismático pero por las formas pasó a ser un tipo muy querido”, dijo.
Aibar estimó que si bien existe la posibilidad de que Maduro comience a mostrar algunos “dotes” personales, “sería más interesante que supla esa falta de carisma, o carisma menos acentuado, con políticas públicas”.
Maduro se desempeñó como líder sindical del servicio de trenes de la capital venezolana y en el gobierno de Chávez ocupó algunos de los principales puestos, como canciller y vicepresidente.
Para un funcionario que conoció de primera mano cómo Chávez cautivaba a sus seguidores con su carismática presencia, asumir la dirección de la “revolución chavista” será el reto más difícil que enfrentará tras la muerte del mandatario.
En un intento por llenar el espacio dejado por Chávez desde diciembre, cuando el gobernante salió de la escena pública ante el agravamiento de su enfermedad, Maduro apostó desde un primer momento a tratar de imitar al líder izquierdista con ataques virulentos a la oposición y a Estados Unidos.
Se ha comprometido a mantener las políticas que signaron el gobierno de Chávez que incluyen el establecimiento de programas sociales para proporcionar tratamiento gratuito a los pobres y la estatización de numerosas empresas de los sectores petrolero, eléctrico, telefónico, cementero, siderúrgico, bancario y alimentario como parte del proceso para establecer un modelo socialista.
Maduro tomó anticipadamente el liderazgo del movimiento oficialista luego de que Chávez anunció el 8 de diciembre que le habían reaparecido células cancerígenas y que regresaba a Cuba para ser sometido a una cuarta operación desde que le detectaron la enfermedad en junio de 2011.
Dentro del movimiento oficialista, Maduro comenzó como constituyente en 1999 y un año después como diputado hasta escalar a la presidencia de la Asamblea Nacional en 2005.
En 2006 pasó a dirigir el Ministerio de Relaciones Exteriores por seis años, convirtiéndose en el canciller que más permaneció en el cargo durante los casi 14 años de mandato de Chávez.
Maduro se forjó en la corriente del marxismo-leninismo desde su juventud cuando se vinculó a la desaparecida organización izquierdista Liga Socialista.
El nuevo presidente es considerado, junto con el canciller Elías Jaua, representante del ala más radical del oficialismo.
Es visto como el más allegado a Fidel y Raúl Castro y a la revolución cubana, a la que se vinculó desde su juventud, cuando viajó a la isla para fortalecer su formación política como integrante de la Liga Socialista.
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Contribuyeron con esta nota los periodistas de The Associated Press en Caracas Fabiola Sánchez y Jorge Rueda.
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