DENVER, Colorado, EE.UU. (AP) — Las multitudes se entretenían con música en vivo mientras esperaban que las primeras tiendas de marihuana recreativa legal de Estados Unidos abrieran el miércoles. Comían donas y churros mientras un soplador de vidrio fabricaba pipas. Algunos turistas incluso recorrían los alrededores en una limusina, deseosos de probar la hierba, pero no tan ansiosos de que los vieran comprándola.
Y cuando comenzaron las ventas, los que compraron la droga salieron de las tiendas entre aplausos, con el recibo de compra en alto y las bolsas cerradas en las manos.
“Voy a enmarcar el recibo cuando vaya a casa, para recordarme lo que podría ser posible: Legal en todas partes”, dijo el músico James Aaron Ramsey, de 28 años, que pasó algún tiempo en la cárcel por posesión de marihuana en Missouri y tocaba melodías de folk con su guitarra para aquellos que esperaban en la fila.
Los activistas esperan que tenga razón, y que el experimento en Colorado demuestre que la legalización es mejor alternativa que la costosa guerra antinarcóticos que encabeza Estados Unidos, que genere tantos ingresos fiscales como los que pretenden las autoridades estatales, y ahorre al gobierno los costos de encerrar a los consumidores.
Sólo en el primer día, los precios ya habían aumentado a más de 500 dólares la onza (28 gramos), pero es demasiado pronto para saber si esos niveles se mantendrán.
El estado de Washington abrirá su industria de marihuana a finales de este año. Ambos programas estatales serán observados muy de cerca no sólo por funcionarios de otros estados, sino también por activistas y gobiernos de otros países, ya que estas industrias serán las primeras en regular la producción y venta de la droga.
Algunos países han despenalizado la marihuana. Holanda permite a la gente comprarla y venderla, pero es ilegal cultivarla o procesarla, mientras que Uruguay aprobó en diciembre una ley que lo convertirá en el primer país que regula la marihuana, pero el sistema para reglamentarla aún no está en vigor.
Mientras las tiendas abrían el miércoles, el Departamento de Policía de Denver escribió en Twitter “¿Conoce la ley?” y vinculó el mensaje a las páginas web sobre las leyes estatales y locales que incluyen la prohibición del consumo público, conducir bajo sus efectos, llevar marihuana fuera del estado y ofrecerla a cualquier persona menor de 21 años.
La policía de Denver dijo que emitió una citación judicial para una persona por consumo público. La Patrulla Estatal de Colorado informó que no hubo incidentes relacionados con marihuana, y tampoco se reportó ningún incidente en el Aeropuerto Internacional de Denver, donde los letreros advertían a los viajeros que no pueden sacar la droga del estado para llevarla a casa.
Al menos 24 tiendas de marihuana en ocho localidades abrieron el miércoles. En Denver, los consumidores de marihuana dieron la bienvenida al Año Nuevo y a la inauguración de la nueva industria; encendieron sus pipas de vidrio y hacían aclamaciones en medio de una nube de humo de la yerba durante una fiesta en el centro de la ciudad que adoptó el estilo de la década de 1920 bajo el lema “La prohibición ha terminado”, una referencia a la ley de la década de 1930 que proscribió la marihuana.
El comprador Jacob Elliott dijo que escribió contenidos en la universidad sobre la necesidad de poner fin a la prohibición de la cannabis, pero nunca imaginó que esto ocurriría durante su vida.
“Esto rompe esa barrera”, afirmó Elliott, quien viajó desde Leesburg, Virginia, para estar entre los primeros compradores legales de marihuana.
Los preparativos para el mercado minorista comenzaron hace más de un año, poco después de que los electores de Colorado y Washington aprobaran en 2012 la industria legal de la marihuana.
Los defensores de la marihuana, que habían impulsado la legalización desde hace mucho tiempo como una alternativa a la prolongada y costosa guerra global contra el narcotráfico, habían argüido que generaría ingresos a las arcas estatales —en el caso de Colorado para apoyar la educación— y ahorraría recursos destinados a poner tras las rejas a los infractores.
“Me siento bien al respecto. El dinero va a las escuelas”, dijo el comprador Joseph Torres de Denver.
El precio de la hierba de alta calidad en algunas tiendas estaba alrededor de 400 dólares. Eso equivale a más o menos el cuádruple de lo que los fumadores pagan actualmente en el mercado negro en Colorado, según sondeos en internet. Gran parte del costo adicional se atribuyó a impuestos que superan el 25%.
Colorado estableció un elaborado sistema para la vigilancia de las plantas de cannabis en un intento para impedir que la marihuana fluya hacia el mercado negro, en tanto que las autoridades impusieron requisitos sobre empaquetado, etiquetado y pruebas, así como restricciones de potencia a la yerba comestible.
El Departamento de Justicia federal esbozó ocho prioridades obligatorias para el control de la cannabis: que los estados la mantengan fuera del alcance de los menores, los grupos narcotraficantes, la propiedad federal y otros estados a fin de evitar una operación federal antidrogas.