LIMA, Perú (AP) — La prohibición de brindar entrevistas a la prensa y realizar declaraciones públicas no ha logrado silenciar a Alberto Fujimori.
Aprovechando un vacío legal, el ex presidente peruano sentenciado por delitos de lesa humanidad y corrupción ha acudido a las redes sociales para alentar a sus seguidores y responder a sus adversarios políticos.
Tres semanas después de abrir una cuenta en Twitter (@albertofujimori), acumulaba poco más de 10.000 seguidores en una tendencia que cada día aumenta junto a sus otras cuentas en Facebook y YouTube, donde ha publicado tres audios acompañados de sus fotografías de la década 1990-2000 cuando era el hombre fuerte de Perú.
Para desconcierto del ministerio de Justicia, los filosos mensajes contra sus enemigos políticos reciben amplia cobertura en los medios locales y de sus partidarios.
Las frases para las redes sociales que planea en su celda las transmite desde el único teléfono público de la prisión a un grupo de colaboradores, quienes luego las publican en internet.
Su caso es único en el mundo. No se conoce de otro líder político preso tan activo por internet y se ha convertido a sus 75 años en el nuevo dolor de cabeza para el gobierno del presidente Ollanta Humala.
“Más barato les hubiera salido a (la primera dama) Nadine y Ollanta indultarme. Les habría resuelto la incontrolable inseguridad interna sin ningún compromiso”, dijo a fines de septiembre en uno de sus tuits más famosos.
En junio, Humala negó a Fujimori una solicitud de indulto humanitario luego que en 2009 se convirtiera en el único ex mandatario del mundo condenado por el sistema judicial de su país por crímenes cometidos durante su gobierno.
Desde entonces “El Chino”, como le llaman sus seguidores, se ha convertido en uno de los más fieros críticos del hombre que en 2011 derrotó a su primogénita, Keiko, en unas disputadas elecciones presidenciales.
Antes de partir al reciente Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en Bali, Humala dijo en una entrevista por Radioprogramas de Lima que “no era una buena imagen para el Perú” tener ex presidentes presos o investigados.
Fujimori devolvió el golpe por Twitter, Facebook y Youtube.
Perú “tiene excelente imagen gracias a que lo sacamos del apocalipsis de 1990”, dijo en referencia al estado calamitoso en que encontró a Perú al inicio de su gobierno, que culminó una década después cuando escapó a Japón y renunció por fax en medio de numerosos escándalos de corrupción.
Su activismo desde las redes sociales agiliza el trabajo de una comisión de abogados del gobierno que actualiza viejas leyes carcelarias que datan de 1991 y diseñadas para un mundo previo a internet que jamás imaginó la potencia de un tuit.
Fujimori no tiene permiso para tener una computadora o un celular, pero sí tiene acceso a un teléfono público en una base policial al este de Lima donde funciona la cárcel. Puede recibir visitas, escuchar la radio y mirar la televisión.
José Pérez Guadalupe, jefe de la administración de las cárceles de Perú, dijo a The Associated Press que no hay nada que impida que Fujimori pueda usar las redes sociales, aunque admitió que el caso es complejo.
“El primer problema es que Fujimori no maneja directamente sus cuentas de Facebook y Twitter, entonces cómo puedes restringir algo que él no lo maneja”, dice. “El segundo problema es la grabación de voz cuando él usa el teléfono, cuando sabe que eso va a salir para difundirse en todo el mundo… eso estrictamente no es una entrevista”.
En uno de los casos criminales más publicitados de Estados Unidos una presa famosa también tuitea mediante terceros.
Jodi Arias, una hispana de 33 años, condenada en el estado de Arizona por matar a su ex novio, tampoco tiene acceso a una computadora, pero alimenta su cuenta en Twitter con la ayuda de una amiga mientras espera su sentencia.
En Lima, desde la cárcel de la que —de acuerdo con su sentencia— saldrá en 2032 a los 93 años, Fujimori escribe sus memorias, mira la televisión, pinta paisajes de zonas andinas que recorrió durante su gobierno y escucha ópera, en especial a Maria Callas, dijo a la AP su médico personal, Alejandro Aguinaga, con quien conversa durante largas horas.
Fujimori, “el ciudadano preso que tiene las mejores condiciones (carcelarias) en todo el Perú”, tal como lo llama Humala, espera el cercano inicio de su sexto juicio, en el cual debe responder a la acusación de desviar fondos públicos para financiar tabloides que apoyaron su reelección en 2000.
Twitter y Facebook “tienen fascinado” a Fujimori y se han convertido en su “mejor terapia” para combatir la depresión que lo aqueja. “A través de las redes sociales me ha dicho que contará la verdadera historia del Perú aquella que los caviares de izquierda han querido cambiar”, dice su médico de cabecera.