LOS ANGELES (AP) — Se han presentado en la casa de huéspedes de Selena Gómez, en la puerta trasera de la casa de Halle Berry y adentro de la casa de Sandra Bullock, pese a las rejas, las altas cercas y los guardias de seguridad para hacer sentir seguras a las estrellas.
El acecho a los famosos sigue siendo uno de los lados más preocupantes del estrellato. Se han visto muchos casos de enfermedad mental, lo que dificulta a los agentes de seguridad privada, la policía y los fiscales anticipar estos intentos de acoso y posibles daños a algunas de las personalidades más grandes de la industria.
Pero las celebridades de hoy disfrutan de una protección mayor debido, en gran parte, al asesinato hace 25 años de la actriz y modelo Rebecca Schaeffer.
A los 21 años, Schaeffer fue muerta a tiros en la puerta de su apartamento de Los Ángeles el 19 de julio de 1989 por el admirador obsesionado Robert Bardo. El nativo de Arizona, que le había enviado a Schaeffer cartas e intentó conocerla personalmente en un estudio donde trabajaba, siguió a la actriz de “My Sister Sam” tras contratar a un investigador privado para obtener la dirección de su casa de registros del Departamento de Vehículos Motores del estado.
Bardo permanece en prisión, cumpliendo cadena perpetua sin posibilidad de libertad bajo fianza.
El legado de la muerte de Schaeffer se ha hecho evidente a través de los años en los juzgados de Los Angeles cuando celebridades como Madonna, Steven Spielberg, Ryan Seacrest y Paris Hilton, entre muchas otras, han sido víctimas de acoso.
Las protecciones creadas tras el asesinato de Schaeffer incluyen leyes que hacen del acoso un crimen, restricciones de acceso público a información como direcciones de los registros vehiculares en California, y una unidad especializada de la policía de Los Angeles que trabaja con fiscales, abogados de celebridades y detalles de seguridad para mantener a los fans obsesionados a una distancia saludable. Las sanciones penales por acoso se han adoptado en otros estados.
Las protecciones no eliminan los varios modos en que los acosadores pueden atormentar a sus víctimas, desde cartas de amor no solicitadas hasta tuits amenazadores, allanamiento de morada y planes de secuestro. Pero pueden con el tiempo poner fin a las amenazas.
Los acechadores hacen de las celebridades “un prisionero”, dijo la fiscal adjunta del distrito de Los Angeles Wendy Segall, que ha llevado casos de acoso de famosos los últimos seis años. “Nunca saben cuándo esta persona se les aparecerá”.
Muchos de los casos de Segall terminan con condenas por acoso y sentencias que incluyen ayuda psicológica para el acusado. Las sentencias, dijo Segall, les permiten a las víctimas sentirse seguras de nuevo.
Los hombres que acosaron a Gómez y Berry fueron condenados y se les ordenó que se sometan a tratamiento psicológico. Joshua Corbett, que fue arrestado el mes pasado tras entrar sin permiso a la casa de Bullock, se declaró inocente y permanece en una cárcel de Los Angeles. Las autoridades registraron la casa de Corbett y encontraron un arsenal de armas de fuego ilegales, incluyendo ametralladoras, aunque no portaba ningún arma al momento de su arresto.
En casos penales de acoso, las víctimas pueden obtener órdenes de alejamiento por 10 años, muchos más que los tres que pueden obtenerse de un juez civil.
“El arresto y la condena es sólo una parte; no es una solución. Reconocemos que la intervención es en realidad tras lo que vamos”, dijo Chuck Tobin, president de la Asociación de Profesionales de Valoración de Amenazas, una organización de 1.200 miembros entre agentes de la ley y de seguridad privados que protegen a celebridades, políticos y otros dignatarios.
Tobin dijo que la Unidad de Manejo de Amenazas del Departamento de Policía de Los Angeles ha sido líder en este campo. Los detectives en la unidad rutinariamente declaran contra sospechosos de acoso en cortes penales y civiles, y cada vez más buscan evidencias de acoso en medios de socialización y cibersitios.
El primer caso de homicidio del detective retirado de la policía de Los Angeles Paul Coulter fue el de Schaeffer.
Coulter, que investigó la muerte y le siguió los pasos al asesino, dijo que las autoridades sabían del problema con la emisión de registros vehiculares desde antes, porque un fan obsesionado había acuchillado y herido de gravedad a la actriz Theresa Saldana el año previo. Pero no fue hasta el deceso de Schaeffer que cambió la política.
Dijo que estaba en manos de los legisladores determinar si ahora se requiere de más cambios, con el acceso a las celebridades, incluyendo las direcciones de sus casas, cada vez más disponibles en la red. Sin embargo, el veterano detective está bastante seguro de que, independientemente de los cambios, algunas personas continuarán desarrollando obsesiones dañinas por los famosos.
“No creo que cambie nunca”, dijo Coulter. “Siempre habrá gente fascinada con las celebridades”.
Internet hizo que el envío de mensajes a celebridades sea más fácil, pero las estrellas por años han tenido que soportar de contacto indeseado. En 1949 Elizabeth Taylor, entonces de 17 años, recibió tres cartas. Pese a las comparaciones meticulosas con otras correspondencias amenazadoras, jamás se identificó a un sospechoso, según archivos del FBI, aunque en 1952 un hombre fue arrestado bajo sospechas de acosar a Taylor y por identificarse falsamente como agente del FBI.
En el siglo XXI, el uso de Internet para acosar puede dejar huellas dactilares digitales que las autoridades e investigadores privados usan para seguirles la pista a sospechosos y fortalecer los casos en su contra.
Coulter dijo que del mismo modo en que las leyes mejoraron la seguridad de las celebridades tras la muerte de Schaeffer, las estrellas aprenderán ahora cómo usar las redes sociales sin exponerse demasiado. “Simplemente es un nuevo problema con el que tendrán que lidiar”, indicó.
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Anthony McCartney está en Twitter como http://twitter.com/mccartneyAP