JERSEY CITY, Nueva Jersey, EE. UU. (AP) — Un viento helado atravesaba Medowlands, soplaba inmisericorde sobre el río Hudson y hacía tiritar Manhattan. Parecía que la Madre Naturaleza se tomaba en serio el lema de la NFL para el inminente Super Bowl: mejor si se sirve frío.
Una semana antes del partido decisivo en que los Broncos y los Seahawks se citan en la helada Gran Manzana, el domingo permitió un respiro momentáneo. Las temperaturas “subieron” a unos cinco grados centígrados bajo cero (23 F).
¿Templado? Nada que ver, pero todo es relativo.
No es que los muchachos que saldrán al campo en el estadio MetLife tengan quejas sobre el clima. No se perderían este encuentro por nada del mundo ya sea en la tundra de Nueva Jersey o en el Valle de la Muerte.
“Mi equipo está eufórico”, dijo Peyton Manning, el quarterback de los Broncos luego que el equipo se instaló el domingo en Nueva Jersey. “Hemos trabajado duro para ganarnos esta oportunidad. Nos montamos al avión con euforia y salimos del avión con euforia”.
Lo que también comprenden es que la semana próxima no será nada como lo que han experimentado durante la temporada. O, para ser más preciso, en ninguna temporada.
Más medios informativos, sin ninguna duda. La atención pública escudriñando con lupa cada uno de sus movimientos. Una semana lejos de casa. Prácticas en las instalaciones de otro equipo: los Seahawks en el complejo de los Giants frente a las playas de estacionamiento del MetLife, y los Broncos en el lugar de los Jets en Florham Park, a unos 30 minutos de Meadowlands.
“Evidentemente es el partido más importante que hayamos jugado”, comentó Doug Baldwin, de los Seahawks. “Es uno de los partidos con los que hemos soñado jugar desde que teníamos seis años en las pequeñas ligas. La distracción de todo el bombo publicitario que lo rodea es decididamente real. Pero esa distracción es algo que tenemos que tratar de eliminar. No será fácil. Pero para actuar como queremos, tendremos que eliminar esa distracción”.
Tanto el entrenador de los Broncos John Fox como su colega de Seattle Pete Carroll expresaron su preocupación sobre los campos de prácticas al aire libre. Temen que estén cubiertos de nieve o hielo. Ninguno se mostró muy entusiasmado por la idea de trabajar bajo techo toda la semana.
Es otro de los inconvenientes en este Super Bowl, aunque la NFL afirmó que los campos al aire libre estarán disponibles para los entrenamientos.
“Nuestra mentalidad es fuerte”, dijo Carroll, cuyo equipo llegó también a Nueva Jersey. “Creo que sabemos cómo jugar partidos como éste. Ojalá que podamos conservar esa mentalidad que nos permita hacer lo que hemos hecho”.
Ninguno de los jugadores de los Seahawks ha llegado tan lejos, lo que favorece relativamente a Denver. Los Broncos tienen cuatro que ya han pasado por la experiencia: Wes Welker, Jacob Tamme, Dominique Rodgers-Cromartie y Manning.
Manning, por supuesto, es el único jugador de los Broncos con un anillo de campeón, conseguido al frente de Indianápolis en 2007. También perdió en el Super Bowl de 2010 con los Colts.
“El Super Bowl es algo tremendo”, dijo Manning. “Yo sé lo difícil que poder estar acá. Yo sé el sacrificio que ha hecho el equipo”.
Los Broncos no parecen inquietarse por sacrificar la comodidad de jugar en un domo o en un clima más caliente. De hecho, se entusiasman con el frío, el viento, la nieva y todo lo demás a lo largo de esta semana en el primer Super Bowl que se disputa al aire libre en una ciudad de clima frío.
“Nos gustaría jugar con temperatura de 70 grados (Fahrenheit)”, dijo Champ Bailey, el cornerback de los Broncos con 15 años de experiencia y finalmente disputará su primer partido por el campeonato. “Peor si me dicen que la temperatura será de 20 grados (F) y estoy en el Super Bowl, pues lo voy aceptar”.