WASHINGTON (AP) — Seguro, tu hígado o riñón podría salvar la vida de alguien. Pero ¿donarías tus manos o rostro? Inscribirse como donador de órganos puede ser más complicado que sólo palomear una casilla en la licencia de conducir.
El gobierno estadounidense se está preparando para regular el nuevo campo de los trasplantes de mano y rostro como sucede con otros órganos, dando a más estadounidenses que están discapacitados o desfigurados por lesiones, enfermedad o combates una nueva posibilidad con este tipo de reconstrucción radical.
Entre los primeros desafíos está decidir cómo la gente debe aceptar donar estas partes del cuerpo tan visibles que pueden mejorar la calidad de vida de alguien más, sin menospreciar las tradicionales donaciones de corazón, pulmones y otros órganos internos vitales.
“Juan Pérez no sabrá que ahora un órgano está definido y que también incluye rostro o mano”, dijo la doctora Suzanne McDiarmid, presidenta del comité de la Red Unida para Compartir Órganos (UNOS) que desarrollará las nuevas políticas en los próximos meses.
McDiarmid destacó que es determinante el apoyo de los donantes y sus familias, “de otra forma la confianza pública se vería afectada”, dijo la especialista en trasplantes de la Universidad de California, Los Ángeles.
“El proceso de consentimiento para los órganos vitales no debe verse frustrado por un proceso de consentimiento para otro tipo de órgano, que la gente pueda pensar que es diferente de donar un riñón, un corazón o un hígado”, agregó.
Los llamados “trasplantes reconstructivos” son experimentales y raros. Las cifras más optimistas dicen que 27 trasplantes de manos se han realizado en Estados Unidos desde 1999 y unos siete parciales o totales de rostro desde 2008, de acuerdo con Vijay Gorantla, director médico del programa de trasplantes reconstructivos de la Universidad de Pittsburgh.
Pero cada vez se realizan más mientras más hospitales en el país ofrecen las complejas cirugías, el Departamento de Defensa financia la investigación de este método para los ex combatientes y los receptores de trasplantes hablan sobre la forma como las cirugías han mejorado su vida.
“Estas manos son una bendición para mí”, dice Lindsay Aronson Ess, 30, de Richmond, Virginia, quien recibió un trasplante doble de manos en 2011, luego de perderlas (y también sus pies) por una infección que puso en riesgo su vida en 2007.
Hasta ahora para decidir quién es candidato a recibir una trasplante de mano o cara, cómo encontrar un donante compatible y cómo acercarse a la familia de un donador eventual se hacía de forma informal y casuística.
No ha habido forma de dictaminar qué técnicas hospitalarias funcionan mejor. Ha habido reportes de dos muertes relacionadas con trasplantes de cara en otros países y las manos de algunos pacientes a quienes se practicó esta operación debieron ser amputadas.
En julio entraron en vigor las regulaciones para someter los trasplantes de cara y manos a la misma supervisión estricta de UNOS, que revisa el programa de trasplantes, así como los de corazón y riñones. Son parte de una nueva definición de “órgano” que incluye a otras partes del cuerpo que algún día los doctores podrían trasplantar, desde los pies hasta las cuerdas vocales y quizá hasta el útero.
A diferencia de las córneas, arterias y otros tejidos más simples que son regulados por la Administración de Alimentos y Medicinas de Estados Unidos, éstos son una compleja mezcla de vasos sanguíneos, nervios, músculos y otros tejidos.
Receptores como Ess —quien colabora con la red UNOS— también quieren asegurarse de que los potenciales receptores estén totalmente informados de los riesgos y rigores.
“No es nada más decir ‘péguenme unos brazos para seguir mi camino feliz”’, explica la Ess, quien todavía necesita terapia física y siempre deberá estar al pendiente de alguna señal de rechazo. “Lleva mucha paciencia, mucha diligencia y resistencia”.