NUEVA YORK (AP) — Mientras el cierre parcial del gobierno estadounidense ingresa a su segundo día, muchas empresas en todo el país realizan sus operaciones como de costumbre. Sin embargo comienza a surgir la preocupación de que un cierre prolongado podría provocar una reducción del trabajo para las empresas privadas y que los consumidores pierdan la confianza en la economía de Estados Unidos.
Muchos de los 800.000 empleados públicos que han quedado sin sueldo ya no podrían consumir en los centros comerciales, comprar automóviles o disfrutar de una cena fuera de casa.
“No reciben sueldos, probablemente van a reducir gastos de inmediato en todas las áreas, y las cenas en restaurantes serán una de ésas”, comentó Don Davey, que es dueño de sucursales de 20 Firehouse Subs en la Florida y en Wisconsin.
Si bajan las ventas, Davey dijo que se verá obligado a reducir las horas de trabajo a su personal de 250 personas.
“Algunos de nuestros empleados podrían comenzar a recibir menos dinero a partir de la próxima semana”, agregó.
Por cada semana que el gobierno siga cerrado, la economía estadounidense podría perder 0,15% del crecimiento anual, calculó David Stockton, ex director de investigación de la Reserva Federal quien ahora trabaja en el Instituto Peterson.
Los asesores de algunos proyectos del gobierno han dejado de viajar por avión y hospedarse en hoteles. Y los viajeros que tenían previsto gastar dinero en los parques nacionales se han visto obligados a cambiar sus itinerarios.
Para algunos ejecutivos, han llegado a la frustrante sensación de que el gobierno federal se ha convertido en una broma negra.
“Volvemos a lo mismo otra vez”, dijo el director general de JetBlue Airways, Dave Barger. “Los clientes que viajan por negocio, o por placer —necesitan saber lo que va a suceder. Esto es muy frustrante”, agregó.
Sin una idea de cuánto durará el estancamiento en Washington, las empresas grandes y pequeñas evalúan los efectos que provocaría el cierre si se prolongara más de una semana o dos.
Steve Silberberg, cuya empresa con sede en Hull, Massachusetts, se dedica a organizar caminatas en parques nacionales y bosques, dijo que un cierre de tres semanas podría obligarlo a cancelar un viaje previsto para noviembre en el Bosque Forestal Ouachita, de Arkansas. El bosque está cerrado y los guardias no pueden dar permiso para que la empresa de Silberberg, Fatpacking, organice el viaje para 12 caminantes.
Silberberg podría perder 12.000 dólares si tiene que cancelar el paseo.
El cierre parcial del gobierno ha dejado en el aire las licitaciones para contratos federales en las que participa Mark Moore. Su empresa, Kavaliro Staffing Services, con sede en Orlando, Florida, espera una decisión sobre contratos de 500.000 dólares en proyectos de defensa.
Otros contratistas como Lockheed Martin Corp., Northrop Grumman Corp. y Raytheon Co. no tienen planes de cerrar pronto, pero en algún momento se le podría acabar el dinero para construir tanques o buques.
“La clave es por cuánto tiempo se prolongará esto”, destacó John Dern, vocero de Boeing Co.
En el aspecto comercial de Boeing —y sus clientes, las aerolíneas— podrían padecer más dolores de cabeza a causa del cierre, si la Agencia Federal de Aviación (FAA por sus siglas en inglés) no puede darle certificación a su más reciente versión del 787 Dreamliner.
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Los periodistas de AP, Tom Krisher en Detroit y Marcy Gordon en Washington contribuyeron a este despacho.