SAO PAULO (AP) — La gran fiesta del fútbol comenzará en 30 días.
Brasil tuvo siete años para alistarse en aras de albergar la Copa del Mundo, pero entra al último mes de preparativos con mucho por hacer.
Hay tres estadios que siguen en construcción, algunas de las estructuras temporales necesarias para los partidos están atrasadas y aún no está claro si todas las ciudades tendrán tiempo para organizar las zonas de fanáticos (fanfest) que pide la FIFA.
Ya se sabe que no toda la infraestructura estará completa sin importar cuánto aceleren el proceso los organizadores de cara al 12 de junio, cuando se inaugure el Mundial con el partido entre Brasil y Croacia en Sao Paulo. El gobierno acepta que la comunicación dentro de los estadios no será perfecta, los inconclusos aeropuertos son una preocupación y existe la posibilidad de que se efectúen violentas protestas por parte de los ciudadanos brasileños quejándose acerca de los miles de millones gastados para organizar el evento.
Funcionarios brasileños garantizan que todo estará bien. La FIFA sigue preocupada.
“Todos los arreglos se hacen para garantizar un torneo exitoso”, afirmó el ministro de deportes de Brasil, Aldo Rebelo, quien está a cargo de alistar al país para la Copa del Mundo. “Las reuniones para concluir los planes operativos en las distintas áreas inmersas en las preparaciones del evento terminarán esta semana en las 12 ciudades sede”.
El secretario general de la FIFA, Jerome Valcke, dice que no hay tiempo que perder en este proyecto mundialista.
“Yo no diría que no están listos, pero tampoco han terminado”, dijo recientemente. “Se siente que la competencia está a la vuelta de la esquina, así que hay emoción”, declaró Valcke a FIFA.com. “Mientras tanto, es importante poner todo a prueba y asegurarnos de que funciona. La presión está allí para cerciorarnos de que estaremos perfectamente listos”.
Los gobiernos locales tienen la responsabilidad de asegurarse de que todo esté funcionando para recibir a cientos de miles de visitantes que se esperan durante el mes de duración del certamen, desde la transportación, pasando por los servicios públicos, hasta la seguridad.
La mayor preocupación de la FIFA es sobre los estadios, donde los 64 partidos serán disputados. El organismo rector del fútbol quería que todos los escenarios estuviesen listos para finales del año pasado, pero Brasil no fue capaz de tener la mitad de ellos a tiempo. Muchos no efectuarán las pruebas que se planearon para el evento.
Entre los tres estadios que siguen construyéndose, está el Itaquerao, sede del partido inaugural. Habrá unos 14 mil invitados entre los cerca de 70 mil espectadores, incluyendo muchos jefes de estado.
Algunas de las 20 mil butacas temporales que se necesitan para el partido inaugural todavía están siendo instaladas y la única prueba oficial planeada para el Itaquerao se realizará el domingo, unas tres semanas antes de la inauguración. No sucederá frente a una gran multitud, sino sólo con 40 mil espectadores que tendrán acceso al inmueble.
“Para el Mundial, estará 100 por ciento listo”, prometió Andrés Sánchez, quien está a cargo de la construcción del estadio.
Otro estadio inconcluso es la Arena da Baixada, en la sureña ciudad de Curitiba, que por poco fue excluida del Mundial por la FIFA a comienzos de este año. La primera gran prueba para este escenario está agendada para esta semana.
“Habrá algunos retrocesos en algunos de estos estadios”, dijo Rebelo, quien ha estado arduamente restándole importancia a las demoras. “Todo estará listo”.
También hay una preocupación sobre las estructuras temporales en el estadio Beira-Rio de Porto Alegre, y el otro escenario inconcluso es la Arena Pantanal en la occidental ciudad de Cuiabá, que sólo se espera albergue una prueba oficial al final del mes.
Cuiabá es una de las ciudades donde las autoridades admiten que parte del trabajo de infraestructura planeado para la Copa del Mundo no estará listo. Otros proyectos tampoco estarán finalizados en diversas ciudades, incluyendo aeropuertos que serán cruciales para la transportación de equipos y aficionados.
En la norteña ciudad de Recife, las autoridades locales aún no han hallado patrocinadores privados para auspiciar el festival de fanáticos, que permite a los aficionados sin boletos ver los partidos gratis en pantallas gigantes en áreas públicas. La FIFA amenaza con demandar a las ciudades que no organicen estos eventos.
Brasil era el único candidato cuando fe elegido sede en 2007, pero pasó mucho tiempo para que cualquier obra relativa al Mundial comenzara.
“Es complicado. Quizás debimos haber involucrado antes al gobierno brasileño” dijo Valcke, quien recientemente aceptó que la FIFA ha aprendido lecciones de todos los problemas suscitados en Brasil y en cuatro años actuará diferente en Rusia.