Son los momentos cúlmine de teleseries, películas y cuentos. Un beso no es simplemente un beso, como dice la clásica canción de Louis Armstrong. El también conocido ósculo es más que solo un contacto de labios, ya que hombres y mujeres lo utilizan de distinta manera para seleccionar sus amores e incluso, estudios aseguran que la mayor parte de las personas recuerdan la primera vez que besaron a alguien con más detalles que cuando perdieron su virginidad.
“Los hombres suelen besar como una manera de obtener favores sexuales, o para afectar la reconciliación (…) Las mujeres besan más como un mecanismo para evaluar parejas”, aseguró la escritora científica Sheril Kirshenbaum, citando una de las varias investigaciones que formaron parte de su comentado libro “The science of kissing: What our lips are telling us”, que publicó el año pasado y que dejó a cientos de personas asombradas con los secretos que se esconden tras un beso.
Allí no solo comentó que la costumbre de besar se remonta, según varios científicos, al comportamiento de algunos animales cuando la madre mastica y regurgita la comida para dársela a sus crías -que puede sonar bastante matapasiones comparándolo con el beso, pero que no deja de ser un instintivo acto de amor-, sino que además explicó que el beso ha evolucionado a lo largo de los siglos para cumplir tres requisitos básicos del desarrollo humano: el impulso sexual, el amor romántico y el apego.
En cuanto a por qué este acto parece servir de distinta manera para hombres y mujeres, citó al biólogo Claus Wedekind quien descubrió que ellas suelen sentirse atraídas por hombres que tienen un conjunto de genes diferentes. “(Esto) puede hacer que los hijos tengan un mayor nivel de diversidad genética, lo que los hacen más saludables y propensos a sobrevivir”, comentó la escritora en un artículo publicado en el sitio web de la Universidad de Texas.
De esta manera, ellas podrían, a través del olfato, recoger información acerca del ADN o estado de reproducción de una potencial pareja, gracias a la cercanía y compenetración que otorga el beso. Esto transformaría al ósculo, como dice Kirshenbaum, en nada menos que una “prueba de fuego de la naturaleza”.
En cuanto a ellos, la escritora recordó los estudios del psicólogo Gordon Gallup de la University of Albany, que indicaron que los hombres son más propensos a iniciar el contacto con la lengua al momento de dar un beso. Y esto se podría deber, según algunas teorías, a que en su saliva tiene pequeñas cantidades de testosterona. Y de esta manera, elevaría la libido en la mujer.
Por su parte, ella no deja de “evaluar” al otro a través de los besos, aún pasado un tiempo de relación de pareja. De hecho, el que las mujeres suelan besar antes, durante y después del acto sexual es visto por Gallup como un mecanismo de probar el compromiso amoroso.
La fórmula exacta del amor
“(El beso) actúa como una droga, estimulando los químicos naturales de nuestros cuerpos. Cuando hay una real ‘química’ entre dos personas, el beso indicado puede provocar la magia del romance verdadero, activando un cóctel de hormonas y neurotransmisores que recorren nuestros cerebros y cuerpos”, comentó Kirshenbaum en Design Mind Magazine.
Besar apasionadamente dilata los vasos sanguíneos, sonroja las mejillas, acelera el pulso y hace que la respiración se haga más profunda, aunque irregular, mientras el cerebro obtiene más oxígeno que el de costumbre.
Hasta las pupilas se dilatan, y es por eso que algunos afirman que se hace necesario cerrar los ojos.
Otros, como el investigador Alfred Kinsey, aseguran que un beso bien dado y prolongado puede incluso provocar un orgasmo en algunas mujeres. Y eso se puede deber a las múltiples terminaciones nerviosas que se encuentran en los labios y a que éstos se asocian a una parte “desproporcionadamente grande” del cerebro. “Nuestros labios son la zona erógena más expuesta de nuestro cuerpo”, comentó Kirshenbaum.
Cortesia de Emol.com
New Study: U.S. Corporate Tax Rate 50% Higher Than Economic Competitors.
Pediatrics Week August 30, 2008 Tax Foundation President Scott Hodge this morning released the latest Tax Foundation “Fiscal Fact” in response to a new study from the Organisation for Economic Co-Operation and Development (OECD). The OECD study shows that for the 17th consecutive year, the average rate of corporate taxes in non-U.S. countries fell while the U.S. corporate tax rate stayed the same. in our site corporate tax rate
The new Tax Foundation study can be found at www.taxfoundation.org/publications/show/23470.html.
As a result of the U.S. failure to lower its corporate tax rate for more than two decades while other major trading nations lowered theirs, the U.S. corporate tax rate is now 50% higher than the OECD average. Nine key trading partners cut their rates during 2007.
“Continued failure by U.S. tax policymakers to keep up with our top global economic competitors means that we’re solidifying a trend that will result in our children and grandchildren not seeing the economic growth we’ve seen in our lifetimes,” noted Hodge. “There’s a real-wallet impact for Americans as we continue to sit idly by while other countries improve the way they do business, and we should be very concerned about jobs, capital, and investments moving from high-tax countries to low-tax countries.” This comes on the heels of another recent OECD study showing that corporate taxes are the single most harmful tax to GDP growth, more so than personal income taxes or consumption taxes. see here corporate tax rate
The combined federal and state corporate tax rate in the U.S. currently stands at 39.3% (the second-highest among industrialized countries), while the OECD average rate has fallen to 26.6%. Even China has recognized the significance of cutting the corporate tax to become more competitive, reducing their top standard corporate tax rate from 33% to 25% just this year.
Scott Hodge is president of the Tax Foundation, a nonpartisan, nonprofit organization that has monitored fiscal policy at the federal, state and local levels since 1937. He leads the foundation’s new CompeteUSA campaign for business tax reform along with Robert Carroll, Ph.D., Vice President of Economic Policy at the foundation and recently Deputy Assistant Secretary for Tax Analysis at the Treasury Department.
To set up an interview to discuss the latest OECD report, American economic global competitiveness, or the tax plans of any of the major presidential candidates, please contact Bill Ahern at 464-5101.